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¡EL INCAPAZ Y SU MODELO FALLIDO! El fracasado modelo cambiario de Nicolás Maduro

Durante la mayor parte del año 2014 se mantuvieron cuatro tipos de cambio y tres mecanismos oficiales para acceder a las divisas. Ninguno cumplió con los objetivos para los cuales fueron diseñados. Se esperaba incluso que el pasado martes el esquema vigente tendría su punto final con los anuncios del presidente Nicolás Maduro pero no fue así.

No es sorpresa para ningún analista que el Ejecutivo se plantee ahora una modificación de la estructura del control de cambio. El petróleo, proveedor de 96% de las divisas que ingresan al país, se cotiza en $46 dólares el barril-según reveló este martes el propio Maduro- y no da señales de recuperarse. Este factor externo agudizó la delicada situación macroeconómica venezolana, haciendo indispensable la aplicación de los ajustes que el gobierno ha evadido durante todo el año.

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El primero es la eliminación del dólar a 6,30 bolívares que se vende a través del Centro Nacional de Comercio Exterior (anteriormente Cadivi) desde febrero de 2013 y que se ha vuelto cada vez más escaso. El sector privado ha denunciado cuantiosas deudas con proveedores internacionales producto del retraso de la liquidación de los dólares oficiales. Según los últimos datos gremiales, éstas ascienden a $10.000 millones.

Al mismo tiempo, y por esta misma razón, el precio de la divisa en el mercado paralelo empezó a despegarse de la oficial. Actualmente, el dólar negro cuesta 27 veces lo que vale el de Cencoex. 

Aun así, Maduro prometió en enero que el dólar a 6,30 bolívares se mantendría durante todo 2014 y más allá.

Para “aliviar” la presión sobre el Cencoex, el gobierno anunció la creación de un sistema alterno que prometía “torcerle el brazo” al dólar paralelo: el Sistema Complementario de Asignación de Divisas (Sicad I), incluido en el Convenio Cambiario 21 publicado en Gaceta Oficial número 40134 de fecha 22 de marzo de 2013.

El mecanismo consistía en subastas semanales que, a partir de 2014, fueron de $220 millones. Hasta octubre, el Sicad I asignó $5.223 millones, de los $6.580 millones subastados. La principal queja con este sistema es que se desconocen los criterios de adjudicación y selección de los sectores a participar en las subastas. Además, la tasa de cambio aplicable no fluctuaba con la oferta y la demanda, solo permitió pequeñas variaciones a lo largo de 2014 .

Este año, el tipo de cambio de Sicad I osciló entre los 10 y 12 bolívares por dólar, sufriendo pequeñas devaluaciones. En septiembre, se redujo la frecuencia de la subastas de cuatro mensuales a dos. En octubre, solo se realizó una denominada “especial” por $550 millones, la última asignación del mecanismo.

Dado que el Sicad I resultó insuficiente para satisfacer la demanda de divisas -y el dólar paralelo seguía escalando sin detenerse-, el gobierno creó, un año después, del Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (Sicad II), publicado en el Convenio Cambiario número 27 el 11 de marzo de 2014. Este mecanismo fue diseñado para nutrirse de la oferta privada y las divisas se comercializarían a un tipo de cambio “libre”, determinado por la oferta y la demanda.

El entonces vicepresidente del Área Económica, Rafael Ramírez, afirmó que con la creación de este sistema el dólar paralelo “no tendría sentido”, ya que el Sicad II sería una plataforma legal para el intercambio de divisas a una tasa de cambio más elevada.

Las expectativas tuvieron su efecto en el dólar paralelo, que llegó a caer hasta 20 bolívares en la víspera de la implementación del mecanismo. Pero pronto se terminó la ilusión: la tasa de cambio del Sicad II quedó paralizada cerca de los 50 bolívares por dólar y las liquidaciones del sistema, a nueve meses de su funcionamiento, se redujeron a la mitad. Hoy en día, entrega menos de $20 millones diarios.

Con el fracaso del Sicad II, el dólar paralelo sufrió un sostenido ascenso, alcanzando niveles que superaban los 180 bolívares por dólar.

Ante las distorsiones y la complicación del panorama externo, los expertos afirman que la mejor alternativa es eliminar el control de cambio. Sin embargo, no son muchos los que creen que esto se materialice en el corto plazo.

El economista Humberto García Larralde escribió el 26 de diciembre que el control de cambio tiene un propósito político, al reservar lo dólares para el provecho discrecional del grupo de poder. Citó al gobernador de Anzóategui, Aristóbulo Istúriz, quien admitió: “El control de cambio en Venezuela no es una medida económica, el control de cambio en Venezuela es una medida política porque si nosotros quitamos el control de cambio ustedes sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos, tenemos que tener control de cambio”.

Destacó que la restricción cambiaria lo que ha logrado es acrecentar la fuga de capitales, ya que los empresarios buscan convertir sus bolívares en dólares ante la pujante inflación interna.

“Lo trágico de lo anterior es que, de haber un gobierno sensato y competente, capaz de aplicar una política económica responsable, el precio del dólar para cualquier transacción externa no tendría que estar por encima de 27-30 bolívares para fines de 2014. Ahí se ubica el tipo de cambio que equilibraría el poder interno del bolívar con su poder de compra externo”.

Luego de casi dos años de lucha contra el dólar no oficial, la creación de dos nuevos mecanismos de adquisición de divisas, dos reformas de la Ley del Régimen Cambiario y sus Ilícitos y numerosos operativos de verificación de uso correcto de divisas y fiscalización, el alto gobierno insiste en que el dólar paralelo no existe.

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El Estímulo

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