La Casa Militar instaló una fuerte medida de seguridad en Parque Central, el Poliedro y el Teatro Teresa Carreño por la instalación del III Congreso del Partido Socialista Unidos de Venezuela y por la presencia del presidente Nicolás Maduro, a quien le correspondió dar la bienvenida a 985 delegados (537 electos y 448 natos), que por una semana debatirán cambios en la ideología, el programa político, la organización y la política internacional.
Por ahora, la crítica no ha subido de tono porque la mayoría de los delegados intentan ganarse la venia de sus “tutores políticos” como pasó en la mesa Centro-Occidental, en la cual se alabó la gestión de Francisco Ameliach en Carabobo. Intervinieron 79 delegados, pero las iniciativas de la corriente política Marea Socialista (de convocar una constituyente en el partido, renovar autoridades, debatir las denuncias de Jorge Giordani y Héctor Navarro; y no aliarse con la oposición) no entraron en la agenda.
En vista de que el PSUV y el tribunal disciplinario han ignorado sus peticiones, Navarro publicó una carta en la cual pide suspender la sanción, ser restituido en la dirección nacional del partido, que se reforme el artículo 5 de los estatutos para que las autoridades sean electas por las bases y restablecer el funcionamiento regular de la dirección de la organización. “En consecuencia solicito (a delegados) su intervención para que sea subsanada la irregularidad y me sean restituidos mis derechos como militante y ciudadano”.
Maduro se comprometió como presidente del PSUV a fortalecer los mandos en la organización, fortalecer al alto mando político y el Gran Polo Patriótico, además de construir una dirección colectiva de la revolución.
Exhortó a cumplir con el ideario de Chávez por lo que aprobaron reformular la los estatutos del partido para incorporar a las bases, y anunció la reorganización interna.
“La democracia sólo puede existir en socialismo. Vamos hacia la construcción de un nuevo Estado, de un nuevo estilo de gobierno. He hablado de la revolución dentro de la revolución, del sacudón”, afirmó.
Dio la bienvenida a la militancia del PSUV al mayor general Miguel Rodríguez Torres, ministro del Interior y Justicia, y al almirante Gilberto Pinto Blanco, ex comandante de la Armada. Ambos pasaron a retiro el 5 de julio. Maduro ratificó la consolidación de la unión cívico-militar.
Reconocen a líderes
En la primera plenaria los delegados informaron que aprobaron por “aclamación” en las deliberaciones de las ocho mesas reconocer a Hugo Chávez como “comandante supremo, líder eterno y presidente fundador del PSUV” y la designación de Maduro como presidente del partido; sin embargo, no se votó en esta instancia en el Teresa Carreño.
El himno del partido fue modificado y el coro de ópera del teatro y la Sinfónica incluyeron en un estribillo a Chávez, junto a Bolívar, Zamora y Miranda, como parte de los libertadores de la patria.
Antes de intervenir el presidente, Adán Chávez calificó a su hermano de “líder espiritual, moral” y demandó unidad en el oficialismo: “El adversario no ha sido derrotado; espera nuevas embestidas”.
A la instalación acudieron representantes de partidos socialistas y comunistas de China, Cuba, Rusia; Piedad Córdoba, Manuel Zelaya, y apenas tres secretarios generales del Polo Patriótico (Redes, UVP, CRV); no asistieron PCV, PPT y MEP.
Cabello destacó que el III Congreso se hacía sin la presencia del líder del proceso, por lo que instó a la cohesión: “Su ausencia empuja a ser mejores, leales hasta la muerte y unidos en las malas y las buenas. Dejemos de lado las miserias, que haya un solo grupo, el de Chávez; la tarea es el socialismo; destruir lo que queda del capitalismo para que no vuelva a renacer”, reseñó el portal del diario El Nacional.