La periodista Sebastiana Barráez reveló que en los sótanos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se ha ido gestando un movimiento de resistencia entre militares detenidos que exigen el restablecimiento de sus derechos.
Foto: Infobae.
El martes en la noche, tras soportar torturas, humillaciones, amenazas y coacción, los militares decidieron hacer frente. No se trata de un motín de encarcelados: «Es un movimiento de verdadera resistencia».
Así lo define Barráez en su trabajo publicado por Infobae, donde detalla que entre los militares no hay presos comunes, pero sí un grupo importante de los hombres más preparados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), como el teniente coronel Igber Marín Chaparro, considerado uno de los más altos promedios históricos de la Academia Militar del Ejército y un líder militar nato.
También está el general de Brigada Héctor Armando Hernández Da Costa, el mejor de su promoción, quizá el oficial de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) más destacado de las últimas décadas, con una imagen impecable de liderazgo y ascendencia ética y moral.
Por la Armada, está el capitán de Navío Luis De La Sotta Quiroga, un oficial Comando de los más respetados de la Unidad de Operaciones Especiales.
Los militares en resistencia reclamaron la presencia de la comisión que Michelle Bachelet, alta comisionada para los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidos (ONU), dejó en Venezuela. Pero nunca llegaron a la Dgcim.
Exigieron también que a los militares que tienen orden de traslado se les cumpla, así como condiciones dignas, derecho a recibir sol, a que se les respeten las visitas familiares, a no ser torturados, y otros.
Dentro de la Dgcim cortaron la electricidad a los detenidos para obligarlos a deponer actitudes, no les bajaron alimentos, «han sido tan maltratados que parecen blindados para soportar el macabro lugar», describe la periodista.
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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