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¡VERGÜENZA MUNDIAL! WSJ: «Salud en Venezuela en estado terminal ante crisis hospitalaria»

Pese a un auge petrolero sin precedentes, un mal manejo fiscal por parte del Ejecutivo  lentamente ha llevado al sistema de salud pública a quedarse sin fondos. Y es que según la Organización Mundial de la Salud, citada por The Wall Street Journal, en 2012, el último año con datos disponibles, la participación del gasto estatal de Venezuela en salud, de 6%, y su gasto en salud como porcentaje del Producto Interno Bruto, de 2%, eran más bajos que los de las principales economías de América Latina.

La escasez de dólares merma la importación de insumos como anestésicos y pone en riesgo la vida de los pacientes. Un reportaje realizado por el periodista Juan Forero describe el drama de los venezolanos.

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Con serios problemas cardíacos, Pedro González fue internado en septiembre en uno de los mejores hospitales públicos de Venezuela, con la esperanza de que una nueva válvula para su corazón le salvara la vida. Rezaba día y noche por someterse a una cirugía exitosa, aferrado a una frazada bordada con una imagen de la Virgen María.

A fines de noviembre, el director de cirugía cardiovascular del Hospital Universitario le envió cartas a los pacientes de la unidad de cardiología diciéndoles que les daban de alta. El motivo, dijo, era la escasez de insumos para el quirófano: no tenían catéteres, ni una máquina para procesar análisis de sangre, ni válvulas para el corazón.

Una semana más tarde, mientras González daba una emotiva charla para catequistas jóvenes en la iglesia católica cerca de su casa, se desvaneció y murió frente al altar. González, un maquinista de 39 años de una empresa de servicios estatal, dejó a su esposa, Indimar Rivero, y a un hijo de ocho años.

Si hubiesen encontrado lo que necesitaban, los insumos y la válvula, yo creo que Dios y los doctores lo habrían salvado”, dijo Rivero, que es fervorosamente religiosa como lo era su esposo y en su tiempo libre da clases de catecismo para niños. “Pero al final, lo mandaron a la casa porque no tenían los insumos”. Administradores del hospital no respondieron a pedidos de comentarios.

La atención médica gratuita y de calidad era un pilar del sistema socialista impulsado por el fallecido presidente Hugo Chávez, un derecho que garantizó en una nueva constitución. Pero dos años después de su muerte y 16 años después de que llegara al poder, lo que el agitador populista llamó una revolución se está desmoronando con rapidez.

La inflación, de casi 70%, es la más alta del mundo, y el Fondo Monetario Internacional estima que la economía se contraerá 7% este año. Las amplias nacionalizaciones y los controles de precios han perjudicado a la industria local y los controles cambiarios han privado al país de los dólares que provee el Estado y se necesitan para pagar las importaciones. El resultado: escasez de todo tipo de productos, desde autopartes a papel higiénico e insumos médicos en un país que produce pocos de los artículos que consume.

De las innumerables crisis por las que ha atravesado Venezuela, hasta ahora ninguna había demolido la ilusión de un gobierno que puede ocuparse de sus ciudadanos como el colapso del sistema de salud. Entrevistas con más de 100 doctores, pacientes, personal de la industria médica y ex funcionarios del Ministerio de Salud, así como visitas guiadas a hospitales públicos en tres estados, trazan el panorama de un sistema quebrado.

Las carencias afectan tanto a los hospitales públicos como a los privados y están alterando drásticamente el acceso a la atención médica de la población, al punto de incrementar las muertes evitables, según doctores y asociaciones médicas.

Medicamentos desde aspirinas a antibióticos y desde insulina a anestésicos, son escasos. Todo tipo de equipos —máquinas de rayos X, escáneres de ultrasonido y desfibriladores—suelen estar fuera de servicio por la falta de partes para repararlos.

En poco más de dos meses, entre octubre y comienzos de enero, murieron otros 12 pacientes internados en el Hospital Universitario que necesitaban cirugía cardíaca. Liz Giraldo, de 38 años, esperó siete meses por una válvula para el corazón y falleció en la sala de emergencias, afirmó su hija Erlys Daza, de 19 años.

Con información de The Wall Street Journal y El Venezolano News.

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